Después de varios intentos de escribir los primeros renglones, de leer las palabras y borrar en repetidas ocasiones para volver a empezar, me doy cuenta de que hace unos años que escribí mi primer blog me era más sencillo; sin tener el peso encima del estrés, de las preocupaciones, los problemas, el amor y el dolor inherente que trae consigo.
Hoy tengo miedo de lastimar con mis palabras, miedo a ¡quebrar algo!
Y hablando de quebrar o estar quebrado; ¡cómo duele! y más cuando por más que buscas el adhesivo correcto para pegar las piezas no solo no lo encuentras si no que también pareciera haber piezas perdidas...
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